El zen no cree en la renuncia al mundo. Si renuncias, está bien; si no, también está bien. Depende de ti: se aceptan ambas posibilidades.Lo fundamental no es el mundo o la renuncia al mundo, sino estar alerta y consciente dondequiera que estés. Incluso un lego, un padre de familia, puede alcanzar una perfecta iluminación. En esto, el zen es muy, muy fluido: te da absoluta libertad. No se mete en tu estilo de vida en este mundo.
Los hindúes insisten en que tienes que renunciar al mundo. Los jainitas insisten en que debes renunciar al mundo. Hasta Buda insistía en esto. De hecho, Buda no tomaba a padres de familia como discípulos. Toda la tradición hindú está a favor de renunciar al mundo. Pero Lao Tse, Chuang Tzu, vivían en el mundo; vivían con plena conciencia.
Es un hombre perfectamente consciente. No renunció a su mujer, vive en el mundo como un hombre común; pero no es común, es extraordinario.
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Tienes que renunciar a tu mundo; es la única renuncia que te pido. No te digo que dejes a tu mujer, no te digo que dejes tu trabajo, no te digo que renuncies a tu dinero ni a ninguna de tus cosas, no. Simplemente te digo que abandones tu mundo de sueños privados. Eso es para mí el sannyas. El antiguo sannyas consistía en abandonar este mundo, el visible. Uno se iba al Himalaya, dejando a su mujer e hijos... pero no se trata de eso. No es ese el mundo que hay que abandonar. ¿Cómo podrías abandonarlo? Incluso el Himalaya pertenece a este mundo.
El mundo real al que hay que renunciar es la mente, el mundo de sueños privado. Si renuncias a él, aunque estés sentado en el mercado estarás en el Himalaya. Si no renuncias a él, incluso en el Himalaya crearás un mundo privado a tu alrededor.
¿Cómo puedes escapar de ti mismo? Vayas donde vayas estarás contigo. Vayas donde vayas, te comportarás de la misma manera. Las situaciones podrán ser diferentes, pero ¿cómo vas a poder ser diferente tú? Seguirás dormido en el Himalaya. ¿Qué diferencia hay entre dormir en Pune o en Boston, entre dormir en Londres o en el Himalaya? Estés donde estés, estarás soñando. ¡Deja de soñar! Ponte más alerta, de pronto, los sueños desaparecen, y con los sueños desaparecen todos los sufrimientos.
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