sábado, 18 de julio de 2015

EL ARTE DE COMUNICARNOS

Si usted hiciera una mirada retrospectiva de su vida y tuviera que elegir la acción más importante y trascendente que ha realizado en el transcurso de su existir ¿Qué elegiría? Yo me he formulado esta pregunta y la respuesta que me he dado es que la acción más significativa, la que ha tenido un fundamental impacto en todos los ámbitos de mi vida, ha sido la comunicación que he establecido con otras personas.
No hay nada que haya hecho o logrado que no esté signado por la comunicación con un otro. Con mis padres, hijos, amigos, parejas, colegas, maestros o alumnos. Desde una conversación íntima, hasta transmitir una experiencia, realizar un aprendizaje, declarar mi amor, proyectar un viaje, compartir una comida, planificar un proyecto o comprar mi casa. Todos los acontecimientos significativos o que han dejado alguna huella en mí existir están atravesados por el vínculo y la comunicación con alguna otra persona.
Piense usted en la cantidad de acontecimientos importantes que ha generado a través de sus conversaciones. Amistades, proyectos u oportunidades laborales se han iniciado con una conversación. Es por medio de nuestra comunicación interpersonal que realizamos gran parte de las acciones en nuestra vida. Cuando observamos y recapacitamos sobre todo lo que hacemos a través de nuestras conversaciones, emerge con claridad el carácter generador y transformador de la comunicación humana
Todos los seres humanos interactuamos en redes de relaciones. Lo que nos es posible o dificultoso realizar depende en gran parte de la extensión y la calidad de estas redes. Nuestras conversaciones determinan la calidad de nuestros vínculos y por lo tanto expanden o restringen nuestra frontera de posibilidades.
Tengo la profunda convicción de que la comunicación interpersonal es la actividad humana más importante y relevante que desarrollamos a lo largo de nuestra vida. Pero así también, tengo el convencimiento de que en numerosas ocasiones no desarrollamos nuestras interacciones comunicacionales en forma efectiva.
Creo que uno de los principales impedimentos que nos dificultan la efectividad de nuestra comunicación, lo constituye la concepción que tenemos de la misma. Lo primero a comprender es que el lenguaje es algo más que las palabras que se dicen, es bastante más profundo e impactante que un medio que nos permite expresar o transmitir lo que percibimos, pensamos o sentimos. Además de su aspecto descriptivo, el lenguaje posee un profundo “carácter generativo” a partir del cual accionamos, coordinamos nuestras conductas y generamos nuevas realidades.
A través de nuestras conversaciones hacemos que ciertas cosas sucedan y, por lo tanto, la comunicación interpersonal constituye una forma de intervenir en la construcción de nuestro mundo, ya que cuando hablamos suceden cosas y cuando callamos suceden otras. Cuando hablamos y decimos una cosa, acontece algo determinado y cuando decimos otra, pasa algo distinto.
Cada conversación es un hecho único. Es el encuentro y el intercambio entre dos o más individuos. En toda conversación se establece una ida y vuelta incesante de palabras, gestos, acciones y emociones, una circularidad de la interacción que establece un proceso de retroalimentación y mutua influencia. Hablamos, escuchamos, observamos y asignamos sentido tanto al lenguaje verbal como al no verbal y a todo comportamiento de nuestro interlocutor en relación al contexto y a la situación comunicacional. Es en las conversaciones donde emerge, como en pocas instancias, la profundidad y complejidad del ser humano y su despliegue en la dinámica relacional.
Al advertir la dimensión que adquieren nuestras conversaciones y de la manera que influyen en todos los ámbitos de nuestra vida, surge con claridad la importancia vital de desarrollar nuestra competencia en El Arte de Comunicarnos.
 
LIC OSCAR ANZORENA

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